¡Ah, el estilo nórdico! Pareciera que estuvo aislado de la cultura occidental, lo «mainstream», durante mucho tiempo, y de pronto, vemos lo nórdico hasta en los muebles. Bramble: The Mountain King es un juego proveniente del estudio independiente Dimfrost Studio, con inicios en el «lejano» 2017, donde un grupo de devs suecos se unieron para lanzar «A Writer And His Daughter», que, luego de investigar un poco, y según palabras de los desarrolladores, fue la demo que sirvió para identificar hacia dónde querían llevar el juego por el que estás leyendo estas palabras.
Bramble: The Mountain King ya está disponible para PC, PS4 y PS5, Nintendo Switch y Xbox Series X|S. Esta review está realizada en la versión de PlayStation 5, con un código brindado por la empresa distribuidora, Merge Games.
HISTORIA
Estamos ante un juego que tiene como característica principal su narrativa. Por supuesto, esta reseña no contiene spoilers de ningún tipo, en su lugar, es una explicación de cómo iremos conociendo lo que sucede en este cuento jugable, basado en la cultura escandinava. Durante la historia, una narradora develará cada cosa que le sucede o siente el personaje, otorgándonos una sensación de espectador/intérprete constante, porque a fin de cuentas, somos quienes controlamos a Olle, el niño protagonista y definimos su destino.
No hablo de que pueda haber más de una salida de este cuento, por el contrario, solo hay una forma de llegar al final de la historia, y es simplemente evitando recibir cualquier golpe o caer por un precipicio. Algo que no es sencillo cuando peleamos con los jefes que enfrentaremos a medida que avanzamos. Si bien estos se presentan como monstruos imbatibles, son los únicos enemigos que tendremos en la historia, fuera de los pinchos que pueden destrozarnos o de las caídas libres que terminarán con nuestra vida de forma bastante gráfica. Otros personajes también morirán, y puedo decir que o te entristece o te hace reir cómo sucedió la fatalidad (soy el segundo ejemplo).
Si bien todo tiene una estética de cuento clásico para niños, está muy lejos de ser un material apto para alguien menor. Bramble no escatima en sangre, muerte y sesos. De hecho, al comenzar el juego, se presenta un cartel que advierte sobre contenido sensible. Lo entiendo y lo agradezco, simplemente sucede que he visto cosas más gráficamente explícitas en Mortal Kombat. Estamos ante un juego que puede ser «de terror» pero no lo es, sino que es «gore».
¿De qué va entonces la historia de Bramble: The Mountain King? Tenemos un mal sueño, que sirve como tutorial a las mecánicas de juego, y al despertar, nuestra hermana, Lillemor, no está en la cama contigua. Es momento de ir en búsqueda de nuestra desaparecida compañera y comenzar un viaje que terminará quién sabe dónde. Lo importante: el juego propone que puedas finalizarlo en una sentada larga, o en un par de 1-3 horas, duración cortísima para mi gusto.
En cuanto a los personajes, son chatos, sin características especiales, apuntando a la identificación que otorga la generalidad. Sin embargo, un compañero rocoso llamado Lumen, que nos asistirá eventualmente, fue mi preferido. También sucedió que dos jefes supieron captar toda mi atención; uno por la historia de background y su similitud a Eren en Shingeki no Kyojin y la otra es quien adorna la portada del juego, que, lógicamente, por algo es…
JUGABILIDAD
Little Big Nightmares, Abe’s Oddysseys y Limbo, tres juegos que son referencia para entender cómo se juega Bramble: The Mountain King, es decir, un juego de plataformas. Controlamos un niño en un entorno 2.5D, con una cámara fijada por la narrativa, para que veas (y no puedas dejar de ver) lo que el juego quiere que veas. El gameplay general se limita al movimiento del personaje, a la inspección, empuje y uso de objetos y no mucho más.
Eventualmente tendremos que utilizar otros botones (en el caso de PlayStation, el L2 y el R2) para apuntar o lanzar una piedrita de luz, del cual su origen y función se explaya en la historia del juego, para lastimar a los jefes. También tendremos que encontrar gnomos ocultos entre objetos, escondernos detrás de piedras o árboles más grandes que nosotros, rotar manivelas y hasta realizar un poco de sigilo entre pastos, para evitar que nos descubran. Todo de forma muy simple, pero efectiva, que hace del juego una experiencia fluida en cuanto a control.
Un golpe significa fin de la partida, por lo que saltar y moverse constantemente puede ser suficiente para terminar el juego de un tirón, si tenemos la astucia necesaria para entender sus puzzles, que son realmente simples. Estos se componen de presionar X o cuadrado cuando veamos un objeto para usarlo y/o empujarlo para llegar a otra puerta, liberar a ciertos personajes, accionar cierta palanca, etc. A medida que avancemos, la dificultad, que es única, incrementará paulatinamente, en forma de «tiempo límite» que tenemos para realizar cierta acción antes de que nos alcance un jefe, o que logre hacer un ataque.
PRESENTACIÓN
Que un estudio indie pueda desarrollar semejante nivel audiovisual sin bugs es para aplaudir. La física que maneja el juego es excelente, desde la primera habitación, donde los zapatos del niño pueden ser llevados a cualquier rincón de la habitación, es algo a lo que aún no me acostumbro que suceda en los videojuegos. Y seamos honestos, tampoco sucede siempre.
Como planteo desde el inicio, este es un cuento jugable, y así es como se ve: como si hubieran adaptado a un entorno en tres dimensiones los viejos dibujos de Arthur Rackham para las historias de los hermanos Grimm. Los diseños de los personajes son muy interesantes y están genialmente aprovechados en su forma audiovisual.
A través de la narrativa, conoceremos espacios coloridos y llenos de vida que se convertirán en oscuridad amenazante. Este cambio radical de entorno a través de la iluminación es el elemento que mejor maneja el juego, debido a la generación de luces en ambientes increíbles, que logran transmitir una sensación de calma al ver que la luz se adueña de nuestra pantalla o la pesadumbres de la oscuridad cuando un jefe nos persigue para destruirnos.
También descubriremos que, a veces, no nos será tan sencillo estar a salvo cuando todo se ve brillante, porque el enemigo puede estar al descubierto en plena luz del día, lo que también juega con la forma en que percibimos esta obra y su acecho constante hacia la vida de nuestro personaje.
No tuve caídas de frames, no tuve bugs. Sí me encontré con alguna «pantalla» que cargara un poco a destiempo, no generando pop-ups, sino como una especie de pantalla gris que se mostraba 1ms pero que se percibía igualmente. El juego está muy pulido y se nota el trabajo realizado sobre el mismo.
MÚSICA Y SONIDO
Amantes de los violines, temed, porque uno de los jefes usa un tema compuesto con este instrumento para hacernos daño. Realmente la música es fantástica, estuvo repitiéndose en mi cabeza un tiempo luego de apagar la consola. Aquí una muestra del tema del menú, ya que, al momento de escribir esta review, aún no está disponible de forma oficial el soundtrack del juego:
La música está compuesta por Martin Wave, conocido por sus obras en la reciente película de Dungeons & Dragons y Farenheit 451 de 2018. ¿Y qué sería de un cuento audiovisual jugable sin música y sonidos? Bramble: The Mountain King utiliza de forma excepcional la música para que no pase desapercibida, y maneja muy bien los tiempos, generando, al igual que su contraparte visual, atmósferas de manera única.
Como experiencia personal destacada, además del violín, en cierta parte de la aventura montamos un erizo (no, no es Sonic) y lo utilizamos para llegar a la otra orilla del río. Un tema musical, con letra, comienza a sonar mientras avanzamos, y todo el tiempo da la sensación de que se van a mostrar los créditos de quienes realizaron el juego. Así de bien está utilizada la música.
Configuré el idioma inglés para el audio donde la voz de la narradora, y de hecho, la única voz que escucharemos, es increíble y remite a cualquier película o serie que hayamos visto donde alguien nos cuenta una historia «creepy» pero de forma dulce e infantil.
CONCLUSIÓN
Bramble no inventó la rueda, ni pretende hacerlo. Es claro con su objetivo de contar una interesante historia jugable, que logra mantenernos en vilo durante las (pocas) horas que dura su cuento.
Visualmente se destaca por ser un juego independiente, que utiliza muy bien las herramientas que tiene a su alcance y las exprime al máximo, generando un espectáculo digno de jugar, pero también de observar, como si se tratara de una película de animación larga. La música también logra lo suyo, destacando ese bailecito con violín, que brrr, escalofríos.
Con una jugabilidad simple y sin nivel de dificultad, Bramble: The Mountain King viene para satisfacer el vacío que dejan otros juegos del estilo, y un poco generando su propio vacío, debido a que es una historia que te envuelve en su mundo hasta que termina.
Sin embargo, no todo es color de rosa, y si bien tiene un precio reducido en comparación a los juegos triple A, la relación precio/duración deja mucho que desear. No así la misma pero en precio/calidad: ofrece algo muy bueno, pero muy corto, y aunque el dicho diga que «si es corto y bueno, es doblemente bueno», en este caso, encontramos la excepción.
Bramble no inventó la rueda, ni pretende hacerlo. Es claro con su objetivo de contar una interesante historia jugable, que logra mantenernos en vilo durante las (pocas) horas que dura su cuento.
Análisis
- Precio/Calidad
- Gráficos
- Jugabilidad
- Sonido/Música
- Historia