¿Qué tiene que tener un juego para resultar atractivo a personas que no suelan jugar? De entrada, me imagino que tiene que llamar la atención desde lo visual. También tiene que ser fácil de entender; no se puede convencer a nadie de interesarse por un medio nuevo si lo que le recomendamos es Noita. Pero no tiene que ser demasiado chato, porque la idea es abrir la puerta a un mundo de mecánicas que vayan más allá de tratar de mantener el vuelo de un pájaro tocando la pantalla con la frecuencia exacta (que igual es una opción válida, obviamente). Por último, creo que esa sugerencia perfecta tiene que tener un cierre, un final claro, un punto desde el que, al mirar para atrás, se pueda pensar “Qué divertido fue esto, ¿qué más hay?”. El 21 de julio salió a la venta Pikmin 4, un juego exclusivo de Nintendo Switch que tilda todas esas casillas.
Antes que nada, hablemos del elefante en la habitación: no es necesario jugar las entregas anteriores para poder disfrutar de Pikmin 4. Podría parecer que sí, porque es de las pocas sagas de Nintendo que tienen todos sus juegos (con excepción de Hey! Pikmin, de 3DS) disponibles en una misma consola. Sin embargo, el universo del juego nos recibe con personajes nuevos y algunas caras conocidas que simplifican la experiencia y permiten que los recién llegados puedan disfrutar de este ícono de los puzzles.
Al momento de escribir esto, ya completé la historia principal del juego, pero todavía me quedan varias cosas por desbloquear o completar. Es muy posible que lo haga, porque Pikmin 4 se consiguió muy rápido un lugar entre mis juegos de estrategia favoritos. Hagamos esto rápido, así podemos irnos temprano a descubrir maravillas interplanetarias.
HISTORIA
El capitán Olimar, legendario protagonista de títulos previos de la saga, sufre un accidente en un planeta desconocido. La Brigada de Rescate acude a su llamado, pero su nave también sufre desperfectos y corre la misma suerte. Ahí es donde entramos nosotros, los jugadores, que cumplimos el rol de rescatista novato y debemos viajar a salvar a todos.
Como siempre, el planeta en el que transcurre la trama es uno muy similar a la Tierra, con dos diferencias significativas: no hay humanos, pero sí monstruos extravagantes de todos los colores, formas y hasta viscosidades. Al igual que con otros productos de Nintendo, el entramado narrativo se reduce a comentarios vagos, diálogos y breves piezas de texto desperdigadas por ahí. Soy de los que ven eso como una ventaja, porque pone a trabajar a espectadores y espectadoras, y da lugar a interpretaciones variadas. La más difundida, por si a alguien le interesa, es que el juego tiene lugar en una Tierra futurista en el que la humanidad fue sucedida por bestias increíbles.
Pese a la superficialidad con la que se tratan los temas, Pikmin 4 intenta algo parecido a un arco dramático del protagonista. Como no comenzamos siendo un rescatista experimentado, el contacto progresivo con miembros de la Brigada se siente como un crecimiento profesional. Este va acompañado de la aparición de NPC (que trataremos en el apartado de jugabilidad) y el desbloqueo de herramientas útiles para el desarrollo del juego, lo que acentúa la idea de evolución dentro del rol porque, literalmente, cada vez somos capaces de más cosas.
En cuanto a la forma de contar, el juego maneja un código humorístico que está presente todo el tiempo. Cada personaje tiene sus intereses y particularidades, desde los que hablan intercalando mayúsculas hasta quienes intentan evitar que se descubra su ineficiencia en la Brigada. Además, resulta divertido descubrir cómo seres de otros lugares de la galaxia perciben elementos de la cultura terrestre a lo largo de toda la experiencia. Este punto es clave para hablar de una narrativa: mientras que nos ofrecen una simple historia de rescate y de sucesivas zonas de exploración, Pikmin 4 destaca en su facilidad para causar risa y, en definitiva, pasar un momento memorable.
JUGABILIDAD
El radar de la nave de la Brigada necesita una energía particular para precisar la ubicación de los tripulantes perdidos: el lustronio. Por fortuna, el material se encuentra en objetos típicamente terrestres, a los que el juego denomina “tesoros”. Conforme avancemos por las distintas zonas del planeta, encontraremos muchísimos de ellos, que aportarán una cantidad variable de lustronio (según la dificultad de transportar los objetos o adquirirlos).
Ahí es donde entra la mecánica central, la que da nombre al juego. Para reunir tesoros y abatir a los monstruos que quieran impedirlo, recibiremos la ayuda de un tipo muy especial de fauna (¿o flora?) autóctona: los Pikmin. Al igual que en entregas previas, estas criaturas nacen de la tierra y tienen habilidades que se corresponden con su color. Sin embargo, el rasgo más característico de estos seres es su lealtad hacia nosotros, dado que son capaces de poner su vida en riesgo con tal de llevar a cabo las tareas que les encomendemos. Lo que hace especial a la saga es la capacidad de delegar trabajos con solo arrojar un Pikmin hacia donde haya algo que hacer. Atacar enemigos, construir puentes o transportar objetos es tan sencillo como pulsar el botón A y dejar que se encarguen de todo. La estrategia del juego se basa en elegir bien la cantidad y, sobre todo, el tipo de Pikmin necesarios para cada objetivo.
Los Pikmin
- Pikmin rojos: son los primeros con los que hacemos contacto. Se caracterizan por ser inmunes al fuego, pero también tienen una capacidad de dañar enemigos nada despreciable. Como dato curioso, son los únicos que mantuvieron sus características intactas desde el 2001, cuando se publicó el primer juego.
- Pikmin amarillos: son inmunes a la electricidad y también muy livianos, gracias a lo cual pueden ser arrojados a través de grandes distancias. Además tienen buenas habilidades de excavación, por lo que desentierran objetos más rápido que otros Pikmin.
- Pikmin gélidos: se trata de una novedad de Pikmin 4. En mi opinión, son los más útiles a nivel ofensivo, porque dejan a los enemigos incapaces de atacar con solo aplicarles una serie de golpes. También pueden congelar grandes masas de agua, ideal para que puedan ser cruzadas a pie.
- Pikmin azules: pueden nadar y resistir cualquier tipo de contacto con el agua (salpicaduras del entorno o ataques de enemigos acuáticos).
- Pikmin pétreos: provocan un gran daño a enemigos o superficies, pero también son los únicos que no se aferran a su objetivo para atacar de forma continua. Además, sobreviven los ataques que los aplasten contra el suelo, y también permanecen inamovibles pese al viento.
- Pikmin alados: su única cualidad es poder volar. Por tanto, son ideales para transportar objetos a través de caminos inaccesibles para cualquier otra entidad. Como contracara, son muy débiles en lo que refiere al combate.
- Pikmin morados: su increíble volumen muscular les permite cargar objetos con una fuerza equivalente a la de diez Pikmin comunes.
- Pikmin blancos: son inmunes a los ataques venenosos. Sin embargo, en mis veinte horas de juego me encontré con pocos enemigos que provoquen ese tipo de daño, así que dudo que sean la opción más interesante del frasco.
- Pikmin luminosos: la segunda novedad de esta entrega. Son exclusivos del modo de juego de expediciones nocturnas, del que voy a hablar más adelante. Estos Pikmin emiten una ligera luz, son rápidos y vuelven instantáneamente hacia nosotros tras haber cumplido con lo que les pedimos.
Estos serviciales especímenes se sumarán a nuestra causa tanto si los encontramos en estado salvaje como si los plantamos. Para hacer esto último, es necesario haber conseguido la “cebolla” (una especie de nave espacial con aspecto vegetal) del color correspondiente al tipo de Pikmin que intentemos reproducir. Una vez en nuestra posesión, la cebolla será capaz de soltar una cantidad de brotes cada vez que le llevemos las píldoras que se desprenden de algunas flores, o los restos físicos de enemigos derrotados. Cuando arranquemos esos brotes, ¡tarán!. Tendremos Pikmin en nuestro ejército, listos para cumplir cualquier orden. El sueño de más de un empleador.
Hay algunas limitaciones, tanto en el número de Pikmin como en la variedad de tipos que podemos llevar. Por suerte, el número no llega a ser un problema. Para incrementarlo, solo hace falta encontrar ajiflores (artefactos similares a las cebollas), que aumentarán el límite en diez unidades. Fuera de ello, la restricción de tres tipos de Pikmin por zona es inamovible. Si bien es un poco decepcionante no poder viajar con súbditos de todos los colores del arcoíris, entiendo que es una decisión tomada en pos de favorecer la estrategia. Estamos hablando de un juego de puzzles y sería muy fácil resolverlos si en cada misión pudiéramos llevar diez criaturas de cada tipo.
Los Pikmin pueden crecer, reproducirse, desarrollar todo tipo de actividades… y también morir. La mayoría de los ataques enemigos pueden terminar con las vidas de varios en apenas un segundo, tras lo cual escucharemos un agudo lamento desgarrador que probablemente nos acompañe hasta el fin de nuestros días. Como si fuera poco, cuando llegue la noche y sea momento de abandonar la zona de exploración, los Pikmin que nos hayan quedado dando vueltas lejos del grupo serán deglutidos por las bestias locales. El juego nos avisará de la puesta de sol con anticipación, para que podamos tomar los recaudos correspondientes.
Combate
No los llamo ejército por nada; una de las funciones principales de estos ayudantes diminutos es eliminar cualquier amenaza. En cada zona hay decenas de enemigos con distintos tamaños y peligrosidades. El combate parece haberse simplificado un poco desde Pikmin 3. La mayoría de los enemigos solo requieren encontrar el momento exacto en el que arrojar todos nuestros luchadores como si tuviéramos una ametralladora biológica. Por momentos, el desconocimiento sobre el patrón de ataque de las bestias puede causar algunas bajas, pero en general no es nada para preocuparse.
Al oprimir B, activamos un silbato que ordena a todos los Pikmin en el área de efecto abandonar lo que sea que estén haciendo y volver junto a nosotros. Durante el combate, el uso del silbato es vital, porque la clave está en atacar cuando el enemigo no lo espera y replegarse cuando vemos que nos van a devolver el golpe. Por más simple que sea, el combate no está exento de decisiones que tomar. ¿Qué tipo de Pikmin sería ideal para un monstruo que dispara rayos eléctricos? ¿Conviene lanzar todos o enviarlos de a grupos? Cuando la bestia decide atacar, ¿hay que activar el silbato o redoblar la apuesta y golpear más fuerte? Eso sí, no hay que dudar demasiado para responder porque, mientras tanto, los retoños van a estar corriendo por sus vidas.
Ochin
Si no estuviéramos hablando de una marca instalada hace más de dos décadas, Pikmin 4 debería llamarse Ochin. El perro de compañía de la capitana Shepherd, la líder de la Brigada, es un mamífero de lo más útil. No solo es lindo y simpático, sino que hace cosas similares a las que hacen los Pikmin, y más también. Ochin puede atacar, transportar, construir, excavar, embestir, nadar, servir de montura, ir a buscar Pikmin perdidos, rastrear y un larguísimo etcétera. Como buen rescatista, este perro espacial tiene equipado su propio silbato y también puede lanzar los Pikmin que lo estén siguiendo, lo que lo convierte básicamente en un segundo protagonista jugable.
Esta dualidad le confiere al juego una dimensión más que interesante. Más de una vez nos veremos frente a caminos inaccesibles para el personaje principal, pero que pueden ser atravesados por Ochin. Lo mismo ocurre al revés: por ser el más grande del grupo, Ochin no puede atravesar caminos angostos ni escalar paredes. La búsqueda eficiente de tesoros requiere saber aprovechar en todo momento las habilidades de los Pikmin, pero también de quienes los comandan.
Exploración
Los tesoros están dispersos por todo el planeta. Algunos a la vista, otros bajo el agua, otros tantos enterrados. Una gran parte de ellos está escondida en desafíos adicionales, que tienen lugar en túneles subterráneos. Mientras estemos en ellos, el tiempo pasará seis veces más lento que en la superficie, por lo que no hay que preocuparse por la llegada de la noche. De todas formas, las tareas que los Pikmin estuvieran llevando a cabo se cancelarán al momento de acceder a estas pruebas. Algunos desafíos limitan los tipos de Pikmin con los que podemos ingresar, otros incluso impiden el acceso con Ochin. Para comprender todo sobre estas actividades, hace falta hablar de sus tres posibles variedades:
- Cuevas: son el estilo más común. Están separadas por niveles, cada uno más profundo que el anterior. Se trata de cámaras en las que resolver puzzles como los de la superficie, pero en espacios más acotados y que solo contienen lo que necesitamos. Es muy posible que contengan Pikmin salvajes (incluso de tipos que no hayamos encontrado durante el juego normal) que podremos llevarnos con nosotros si los mantenemos con vida.
- Desafíos Dandori: una de las adiciones más divertidas de Pikmin 4. La idea es llevar a la nave todo lo que haya en el nivel dentro del tiempo que nos marque el reloj. Es difícil hacerlas bien en el primer intento, suelen requerir cierto conocimiento del entorno que permita planificar qué buscar primero, de qué enemigo librarse, qué barrera derribar. Cuando el tiempo se termine, seremos calificados según la cantidad de objetos que hayamos podido reunir.
- Batallas Dandori: una competencia contra un PNJ. Gana quien sume más puntos, que se consiguen llevando tesoros o restos físicos de enemigos hacia la nave propia. Lo molesto es que la pantalla se divide en dos sin posibilidad de cambiarlo; no entiendo por qué tenemos que estar obligados a ver lo que hace nuestro rival durante todo el encuentro, mucho menos si es a costa de un 50 % de nuestro propio entorno. Por fortuna, no es una actividad que tengamos que desarrollar demasiadas veces durante el juego normal como para que esto sea un problema.
Expediciones nocturnas
En entregas anteriores, la llegada de la noche marcaba el momento de regresar a la nave, dejar todo como estaba y preparar la exploración al día siguiente. En Pikmin 4, nos conceden la posibilidad de revisitar las zonas que ya conocemos, pero con menos luz y enemigos desatados. Esta modalidad se desbloquea tras llegar a cierto punto de la historia principal (como diría mi abuelo: “Antes muerto que spoileando”) y provee una forma de jugar nunca antes vista.
De noche, solo los Pikmin luminosos tienen la energía para mantenerse activos, y por ende son el único tipo que tenemos permitido utilizar en este modo. No vamos a necesitar otros, porque ellos pueden manejar cualquier situación. Lo que no pueden hacer es desarrollar una táctica para defender el lugar en el que viven, las lumilomas. Estos montículos de tierra luminosos son foco constante de ataques enemigos, por lo que el objetivo de las expediciones es alcanzar el amanecer sin que se vacíe la barra de vida de las lumilomas.
En esencia, se trata de un minijuego de defensa de torres. Durante los primeros segundos, podremos mandar a nuestros ayudantes luminosos a que recolecten fragmentos de estrella que, al ser llevados a la lumiloma, se convertirán en más Pikmin. Los enemigos se aproximan en cantidades y velocidades que varían según el nivel de dificultad de la expedición. Cuando haya que velar por la seguridad de más de una lumiloma, Ochin puede darnos una pata patrullando alrededor de aquella que nos quede más lejos.
El campamento
Toda brigada debe tener su propia base de operaciones, y la que protagoniza este juego no es la excepción. A nivel narrativo, el campamento es el lugar en donde descansan los rescatistas cuando se hace de noche. Allí, al entablar diálogo con algunos NPC, podremos obtener habilidades o mejoras a cambio de materia prima, un tipo de cambio que recibiremos como recompensa por completar casi cualquier cosa dentro del juego. También es el lugar en el que Ochin puede invertir los puntos de experiencia que haya ganado recolectando tesoros. De esa forma, el perro espacial puede potenciar sus habilidades ofensivas, llegar a cargar objetos con la fuerza de 100 Pikmin, reducir el enfriamiento de su embestida y más.
El campamento expandirá sus fronteras a medida que rescatemos personajes ajenos a la tripulación original. Tras el accidente de Olimar y su señal de emergencia, múltiples viajeros espaciales de todos los rincones se interesaron por algún aspecto del planeta. Sin embargo, se estrellaron (parece ser un lugar de aterrizaje complicado) y están a la espera de ser rescatados. Cada vez que encontremos a uno de estos curiosos, pasarán a vivir en el campamento y nos ofrecerán misiones secundarias. Al menos, así las llama el juego, pero en realidad son más bien “logros” que no requieren desviarse en ningún momento de los objetivos principales. Nos pedirán acumular tesoros, derrotar equis cantidad de enemigos, terminar cierta cantidad de construcciones, etcétera.
Modo multijugador
Tenemos dos opciones en el caso de que queramos vivir la experiencia junto a alguien más. Siempre que esa persona esté en la misma habitación que nosotros, porque no hay conectividad online de ningún tipo. La primera forma es activable en cualquier punto del juego, basta con ingresar al menú y seleccionar la opción. Una vez hecho eso, el segundo jugador podrá asistir al primero con una mira que, permanentemente en pantalla, podrá arrojar piedras a los enemigos para debilitarlos más rápido o a los Pikmin para que aceleren sus tareas. Cruel, pero cooperativo.
La segunda forma se encuentra en la primera pantalla, tras haber abierto el juego. Se trata de Batallas Dandori en las que podemos competir contra la persona a la que le pasemos un segundo control de Switch. La diferencia con las que se encuentran en el modo historia es que las reglas y los escenarios son bastante personalizables, por lo que se pueden ajustar para encontrar un estilo que satisfaga a ambos competidores. Desde este mismo apartado también se puede elegir jugar contra la CPU, de manera que no haga falta desesperarse por conseguir amigos.
GRÁFICOS
Pikmin 4 es de los juegos más lindos y pulidos de Nintendo Switch. Los escenarios son hermosos, las texturas se ven bastante reales, los personajes tienen expresiones simples y eficaces. No quiero exagerar, pero creo que si hubiera que elegir un candidato para el segundo puesto en el ranking gráfico de la consola (después del obvio puesto de Breath of the Wild y su secuela), esta entrega tiene todos mis votos. Por supuesto, la fluidez no es la misma cuando se juega en modo portátil, pero eso no es ninguna novedad.
Cada zona se nota cuidada en los detalles más finos: el óxido de los tornillos, la suciedad en los objetos a medio enterrar, la claridad de las plantas bajo el agua. A nivel temático, los entornos están bien pensados y tienen la capacidad de volver extraordinario lo cotidiano, sin importar si se trata de patios de casa o galletitas rellenas.
SONIDO
Este juego se inscribe junto a los Sims, Splatoon y Animal Crossing en un género de mi total predilección, es decir, ese en el que los personajes hablan en una lengua inentendible. No solo abarata los costos, sino que le otorga a la experiencia una sensibilidad que la vuelve mucho más disfrutable. Al igual que con lo abstracto de la historia, la inexactitud de las voces pone a trabajar engranajes mentales y, a la vez, aporta una capa de humor adicional. Por si no quedó claro, me gusta cómo suenan las voces en Pikmin 4.
La banda sonora se adapta bien a las diversas etapas del juego: genera tensión en las expediciones nocturnas o en las peleas contra enemigos importantes, genera gracia cuando aparece algún personaje absurdo y genera euforia en los momentos alegres. Por fuera de esos picos emocionales, la música parecería haber sido pensada con la idea de quedar en un segundo plano para dar espacio al análisis y la experimentación que requieren los puzzles. Incluso dentro del desarrollo “común” de las actividades, Nintendo se permite pensar con humor a través del uso de las melodías. Mi ejemplo preferido de esto tiene lugar cuando el juego detecta que uno está dando demasiadas vueltas por un lugar y reproduce un cántico coral de los Pikmin, como si estos se aburrieran de esperar y hubieran tenido que proveerse entretenimiento a través del arte.
CONCLUSIÓN
Estoy muy satisfecho con Pikmin 4. No es un juego para nada difícil, de hecho hace todo lo posible por facilitarnos la experiencia. Los combates son cortos, los objetivos son claros, las habilidades de los personajes son muy identificables. Ante un bloqueo, siempre podemos pedirle a Ochin que nos sugiera cómo continuar. Ante una experiencia frustrante en las Batallas Dandori, habrá NPC preparados para asistirnos. No lo recomendaría para personas que requieran exigencia para divertirse, pero sí para quienes tienen una Switch en su haber y quieren pasar horas espectaculares planificando cómo conseguir objetos terrestres con la mayor eficiencia posible.
Los controles son simples, intuitivos, y se nos recuerdan de forma constante a través de la interfaz. A jugadores veteranos podría parecerles algo incómoda la forma de apuntar y arrojar a los Pikmin, que incorpora una fijación automática permanentemente en busca de «lugares en los que podríamos hacer algo». Claro que viniendo de la Wii U, donde el Gamepad nos permitía utilizar la pantalla táctil para designar el punto exacto en el que nos gustaría realizar una acción, algunos podrían tardar en adaptarse. Pero la realidad es que el título sortea bien el salto de hardware, y hasta incluye la opción de habilitar el control de movimiento para quienes sientan la necesidad de realizar operaciones precisas.
Al ser una propuesta para toda la familia, veo saludable que Pikmin 4 haya incorporado una modalidad cooperativa en una historia pensada para disfrutarse de forma individual. Es cierto que la participación del segundo jugador podría no tener demasiado impacto. Sin embargo, la opción parece haber sido creada bajo la idea de ser la «primera experiencia gamer» de alguien a quien le prestemos un joystick. Así, la responsabilidad y la habilidad quedan en manos del jugador principal, pero los triunfos y los recuerdos amenos serán para ambos.
Pikmin 4 es un juego ideal para amantes de los puzzles, pero también para personas que no saben nada sobre ningún juego y aun así quieren saber de qué se trata. No aburre en ningún momento, hay muchísimas actividades por completar y hasta récords propios que vencer. Sin importar cuánta relevancia tenga, cada personaje tiene una forma de pensar clara y verosímil. Ver a los Pikmin trabajar es satisfactorio, al igual que recibir cada vez más congratulaciones de parte de rescatistas experimentados. Le tomé a esta aventura un cariño tan grande que hasta, por momentos, soy capaz de olvidar su único problema: ¿¡por qué no podemos acariciar a Ochin, Nintendo!?.
Pikmin 4
Uno de los juegos más divertidos de Switch. Puzzles interplanetarios, llenos de color y sin demasiadas exigencias. Una opción recomendada para cualquier público.
Análisis
- Precio/calidad
- Gráficos
- Jugabilidad
- Sonido/música
- Historia