Hace 17 años, la desarrolladora francesa Ubisoft trajo a la comunidad gamer una historia que se transformaría con el paso del tiempo en una de las franquicias más populares de los videojuegos. Sí, estoy hablando nada más y nada menos que de Assassins’ Creed. La legendaria travesía de los asesinos intentando conseguir el fruto del Edén antes que los malvados templarios daría inicio a una serie que con el tiempo comenzó a dividir un poco a los fanáticos. Y esto ocurrió por lo que pasa habitualmente cuando una saga se estira tanto: los cambios.
En mi experiencia personal, comencé cronológicamente con la saga en 2020, en plena pandemia, cuando no se podía hacer mucho más que quedarse en casa y tratar de matar el tiempo de alguna forma. Assassin’s Creed llegó al rescate de mi cuarentena, y en estos 4 años que pasaron tuve la oportunidad de jugar la gran mayoría de los juegos de esta historia. Y en base a eso, fui entendiendo un poco el porque de la formación de esta grieta que produce que ningún fanático tenga los mismos gustos que el otro dentro de esta franquicia.
Me pasó de escuchar o leer a otras personas alabando o criticando a los diferentes juegos de la saga, y eso me hizo pensar y tener ganas de escribir al respecto para responder algunas de las preguntas que me rondan por la cabeza cada vez que pienso en el tema: ¿Por qué con el correr del tiempo Assassin’s Creed llegó a generar tanta controversia entre sus fanáticos? ¿Son tan marcados los cambios entre un juego y otro? ¿Hay cosas que rescatar de los últimos juegos de la franquicia? Acompañame a leer esta nota e intentar responder estas preguntas y quizás alguna más.
LOS COMIENZOS
Assassin’s Creed I
La historia de Assassin’s Creed nos ubica en dos líneas temporales. Inicialmente, durante las cruzadas del siglo XII conocemos Altair, un asesino de la orden Hashsha-shin que es castigado por incumplir con los mandatos de la Hermandad, y es obligado a realizar ciertas tareas para volver a ganarse el respeto de los suyos. Por otro lado, nos ubicamos en 2012 y conocemos a Desmond Miles, un joven descendiente de los Asesinos que es «secuestrado» por la industria Abstergo, que pertenece a la Orden de los Templarios, dato que Desmond aún desconoce. Mediante la tecnología del «Animus», Abstergo intentará acceder a los recuerdos de Altair, utilizando a Miles para que viva la historia de su antepasado, y así tener acceso a su memoria, todo con el objetivo de encontrar el codiciado Fruto del Edén.
Pues bien, hasta ahí, una breve introducción del inicio de la saga. Ahora vamos a lo que realmente importa en esta ocasión, que es destacar los elementos claves de esta primera entrega de la saga, algunos de los cuales serán muy importantes en este recorrido:
Hoja Oculta: Elemento clave y fundamental de la saga. La hoja oculta es la herramienta fundamental del Asesino, que le permite llevar a cabo sus misiones sin ser detectado por los demás.
Sigilo: Un factor decisivo para poder lograr los objetivos con mayor facilidad y limpieza. Cualquier error en estas situaciones, puede provocar grandes dolores de cabeza, al intentar escapar o esconderse tras un intento fallido de llevar a cabo el sigilo.
Atalayas: Sectores que se encuentran siempre en ubicaciones o edificaciones de gran estatura donde el protagonista puede sincronizar el Animus y desbloquear zonas aún no exploradas.
Armas: Un arsenal sencillo compuesto por la Hoja Oculta, una espada, una daga y cuchillos arrojadizos.
Coleccionables: constan de varios conjuntos de banderas que estarán ocultas en todo el mapa, y serán diferentes entre sí, dependiendo en la región que las encuentres.
Misiones Secundarias y de mundo: Las misiones que están fuera de la misión principal. Consisten en robar, asesinar a alguien en particular o salvar a ciudadanos.
Animus: Las secuencias de Desmond y Altair se van sucediendo durante el transcurso de la historia, y son igual de importantes para la trama.
Vista de Aguila: Habilidad del Asesino para poder vislumbrar y distinguir a su objetivo entre la multitud. Cuando se usa, el jugador podía distinguir a la persona que buscaba de entre la multitud porque se veía su silueta de color rojo.
Y porque resalto estos puntos se preguntarán. Básicamente porque son los que más transformaciones sufrieron desde que salió Assassin’s Creed en 2007 hasta la fecha, y lo que trataremos de analizar es cuan influyentes son esos cambios para que la franquicia tenga la controversia que tiene.
SAGA DE EZIO: UN ENORME SALTO DE CALIDAD
Assassin’s Creed II, Brotherhood y Revelations
La secuela de Assassin’s Creed trajo consigo muchos cambios. Más allá de la mejora gráfica correspondiente, Assassin’s Creed le presentó al mundo a, quizás a mi entender, el mejor personaje de la franquicia: Ezio Auditore Di Firenze. En esta ocasión, Desmond descubre las intenciones reales de Abstergo y su aspiración templaria y escapa de las instalaciones junto a Lucy, para internarse en un nuevo sitio junto a nuevos compañeros que lo ayudarán a seguir buscando en su pasado con el «Animus», pero esta vez en la época del Renacimiento.
En esta nueva historia, conocemos a Ezio, un joven florentino que de un día para el otro se entera que desciende de la Orden de los Asesinos, pero poco le dura el shock de esta información porque los templarios matan a su padre y a sus dos hermanos tras descubrir su secreto. Entonces Ezio deberá calzarse el traje de Asesino de su padre y vengar su muerte, matando a todos los templarios, hasta llegar al líder de la Orden de los Templarios, Rodrigo Borgia.
Esta nueva historia trajo consigo una gran cantidad de cambios que le dieron mucha vida a la franquicia. Empezando por las armas, presentando un arsenal renovado y ampliado, la posibilidad de usar armas de fuego, y armaduras, bombas de humo, o la capacidad de arrojar dinero a la calle para hacer que la gente distraiga a los soldados templarios. También se empezó a manejar el concepto de utilizar las monedas ganadas en las misiones para mejorar equipamiento, o conseguir más salud comprando medicinas a los médicos que aparecen en los distintos mapas. Otro aspecto que también podía utilizarse con las monedas, fue la mejora de la base, ya que podíamos mejorar los establecimientos de la misma para obtener más riquezas.
La saga de Ezio también nos trajo la posibilidad de aceptar diferentes tipos de misiones secundarias y de mundo. Ya no solo se reducía a 3 opciones de misión como en el primer Assassin’s Creed, sino que el mundo se expandió en este sentido y las misiones fuera de la trama se multiplicaron. Lo mismo pasó con los coleccionables. De buscar solo banderas, pasamos a tener que juntar plumas, Hojas de Códice (fundamentales para el final del juego), Glifos (puzzles que permiten desbloquear la secuencia de video «La Verdad») y estatuillas.
A lo largo de toda la saga de Ezio, que abarca Assassin’s Creed II, Assassin’s Creed Brotherhood y Assassin’s Creed Revelations, comenzaremos a experimentar muchas más características importantes que le darían mucha más riqueza al juego. Durante Brotherhood, por ejemplo, los jugadores pudimos convertirnos en líder de una agrupación de asesinos, reclutando a ciudadanos luego de salvarlos de los soldados templarios. Y no solo eso, sino que una vez reclutados, el juego nos dio la chance de poder utilizarlos para cumplir misiones importantes para conseguir experiencia y monedas o incluso para tenerlos de apoyo a la hora de una misión que demandaba combatir contra más de un enemigo. En Revelations, la dificultad se elevó un poco más con las estrategias, que había que desarrollar en distintas zonas para poder derrotar a los Templarios que atacaban.
Otro elemento que empezó a ser cada vez más detallado es la Vista de Aguila. De la simple visión de Altair distinguiendo al objetivo en rojo, pasamos al «Sentido de Aguila» donde los objetivos se verán rojo o dorado dependiendo de si deben ser eliminados o solamente ser seguidos hasta algún punto. También se le agregó a esta característica la posibilidad de marcar puertas o lugares a los que nuestro personaje necesitaba llegar.
Lo último y más importante de este tramo de la saga: el «Animus». Las interacciones de Desmond formaron parte fundamental de la historia, ya que no solo se puso en el papel de Ezio, sino que también el tuvo que descubrir cosas en el presente, lo que hizo al juego más dinámico y le dio un abanico de misiones y acciones mucho más amplio. Quizás esta es una de las características que más haya mutado con el correr de los años, pero eso se los sigo contando más adelante.
Con todo este conjunto de adiciones y mejoras, el salto de calidad de Assassin’s Creed fue enorme. No cabe duda que el universo de contenido que podía seguir sumándose era ilimitado, pero no siempre más es mejor, y ese concepto se entiende mejor en el siguiente juego.
SAGA DE KENWAY: ERRORES Y ACIERTOS
Assassin’s Creed III, Black Flag y Rogue
El quinto juego de Assassin’s Creed, y la tercera parte de la franquicia fue uno de los juegos más olvidados por los fanáticos. Creo que uno de los puntos que menos me gustó de este juego es la trama. El hecho de comenzar con un personaje y de repente iniciar una historia de cero con otro, es algo que a mi me pareció un recurso bastante rebuscado y sin sentido.
También, algo que me pasó y creo que es una razón para que en general este juego no haya sido tan bien recibido por los fanáticos, es que me costó empatizar con el personaje. Luego del paso de Ezio en la saga anterior, la figura de Connor Kenway dejó mucho que desear, siendo un personaje apático y con poca personalidad, a mi gusto. La relación con el Animus, y el último tramo de la saga de Desmond es quizás lo que más rescato de esta entrega, ya que le agrega mucho contexto a la historia y tiene partes jugables muy interesantes también, más allá de que será la última vez que veremos a nuestro querido Desmond Miles, ya que en el final de esta historia el personaje se sacrifica por la humanidad y muere.
Los coleccionables volvieron renovados y con más diversidad , especialmente los cofres, que ya habían aparecido en la saga de Ezio. En esta ocasión, estos elementos no solo daban monedas sino que también brindaban recursos que serían utilizados para vender. Punto a marcar: odié el modo de abrir cofres, teniendo que utilizar las ganzúas, en lo que fue para mi un sistema innecesariamente complicado de utilizar.
Otra cosa que tampoco me gustó fue el sistema de comercio del juego. Si bien en la saga de Ezio ya podíamos comerciar comprando armas, armadura o diferentes tipos de munición o medicinas, en esta entrega se fue un poco más allá integrando una forma de conseguir recursos para cambiarlos o venderlos. No me pareció práctico y funcional el sistema de tradeo, y prácticamente ni lo utilicé.
Pero también hubo algunas cosas positivas en AC III, como la inclusión de los fuertes enemigos y la adición del barco como medio de transporte. Ambos fueron el puntapié inicial para dar paso a dos elementos que serían importantes a lo largo de la saga. Si bien la idea de «fuerte», o mejor dicho el concepto, ya se había comenzado a ver en AC Brotherhood con las torres como blanco a destruir para desbloquear el mapa, en AC III los fuertes se tornan mucho más complejos y obtienen una dinámica que requiere de más estrategia y sigilo para poder superarlos. Por otro lado, los viajes navales darían pie al uso del barco como herramienta importante del juego, cosa que se notaría más en los juegos posteriores.
Como para concluir esta parte, diría que AC III quedó muy atrás en calificación respecto al resto de la saga, y puede haber sido el primer punto clave de la grieta, por lo intrincado de su trama y su complejidad en algunos de elementos del juego, como los cofres, y el comercio. Sumándole esto al poco «feeling» con el protagonista, está claro que la primera parte de la saga Kenway no presagiaba un buen futuro para los juegos futuros.
Sin embargo, la historia de Assassin’s Creed volvería a tener un pico alto con la siguiente entrega. Assassin’s Creed Black Flag fue sin dudas uno de los mejores (y a mi gusto el mejor) juegos de la franquicia. La entrada al universo de los piratas nos trajo no solamente un mundo completamente nuevo y estética y visualmente increíble, sino que más allá de las mejoras en movilidad y funciones de jugabilidad, encontramos en esta entrega un abanico de posibilidades en un amplio mundo por explorar, sin perder la esencia principal de la saga: Animus y Hoja oculta.
La trama de este juego nos sumerge en la historia de Edward Kenway, un pirata avaricioso, que descubre la causa de los asesinos y termina involucrándose con ellos para derrotar a los malvados templarios. Black Flag nos regaló la posibilidad de tener un barco propio para explorar un mapa lleno de tesoros, secretos, cuevas, y fortalezas templarias. La posibilidad de usar el barco no solo como medio de transporte sino como elemento crucial para la batalla fue uno de los grandes aciertos de la franquicia, sumándole el atractivo de poder perfeccionar los elementos del navío para mejorar su resistencia, potencia, capacidad de tripulación y munición, etc.
Contando con un medio de transporte marítimo, el panorama de actividades se amplió muchísimo. Desde caza de animales, hasta descubrir tesoros enterrados o atacar barcos enemigos para conseguir recursos, todo se hizo posible en este nuevo mundo propuesto por Ubisoft. Además se añadió otro elemento importante que hasta ahora no se había visto en la saga: el buceo. La chance de poder explorar mundos submarinos o acceder a cuevas por intermedio de pasajes submarinos es algo que también le sumó un atractivo muy especial al juego, dándonos la posibilidad de no solo encontrarnos fortalezas sobre la tierra sino también bajo el agua.
Aparte del mapa, también se expandieron los coleccionables. A los típicos cofres se les sumaron los tesoros escondidos, las salomas (tipo de canto que utilizaban los marineros), los planos para mejorar el barco y los secretos. También encontraremos un elemento muy particular: las estelas mayas, unas estructuras de piedra que nos permiten, mediante la percepción de Aguila, visualizar un puzzle que, al resolverlo, nos permitirá encontrar una piedra maya. Coleccionando todas las piedras, se obtiene un Traje Maya.
Otro de los elementos que mejora mucho en éste juego es el de los recursos. Sacando el complejo sistema de comercio de AC III, en esta entrega se podía conseguir trajes con habilidades distintas o mejoras de armamento y munición cazando y consiguiendo distintos elementos de un variado ecosistema de animales dispersos a lo largo del mapa. Además, se le sumó la caza marítima de ballenas, orcas y tiburones, cuyos recursos también nos permitieron conseguir mejoras para nuestro equipo.
En cuanto al arsenal, aparte de mantener la Hoja Oculta, contamos entre otras novedades, con la posibilidad de usar 4 pistolas en una misma funda, doble espada, y el añadido de la cerbatana que será un elemento clave para el sigilo, ya que permite disparar dos tipos de dardos:
Dardos Enloquecedores: Son un tipo de dardo cuyo veneno hará enloquecer a quien se lo inyecten, provocando que ataque sin sentido a sus compañeros alrededor, para luego morir por la intoxicación.
Dardos Narcóticos: Permitirán que el enemigo quede noqueado durante unos minutos, permitiéndote escabullirte sin ser visto en la medida en que lo necesites.
¿Y el Animus? Bueno. En Assassin’s Creed Black Flag, la memoria de Desmond Miles sigue vigente ya que tras los sucesos transcurridos en la anterior entrega, Abstergo consigue muestras genéticas de Desmond y las utiliza para seguir explorando su memoria por intermedio de un empleado de la empresa de nombre desconocido. A su vez, este nuevo protagonista, deberá aprovechar sus momentos fuera del Animus para intentar hackear Abstergo desde adentro guiado por una voz al teléfono que nunca se identifica.
El cierre de esta saga llega con AC Rogue, la historia de Shay Patrick Cormac, un asesino que decide dejar atrás a La Hermandad para unirse a los Templarios, tras estar en desacuerdo con la búsqueda y los valores de los asesinos. Más allá de mi mala experiencia con este juego (se bugueó a la mitad de la historia y jamás lo pude terminar), a mi parecer no cambian mucho la jugabilidad y las funciones con respecto a su antecesor. Más allá de la inclusión de nuevas armas, o elementos para el barco. la jugabilidad es prácticamente muy parecida a la de Assassin’s Creed Black Flag.
En cuanto a la historia con el Animus, AC Rogue es el último juego de la franquicia que, a mi gusto, le da verdadera importancia a la conexión del protagonista con el presente. Una falla en el sistema provoca una serie de errores en la investigación, por lo que tendremos que ver diferentes épocas temporales de Shay sin orden alguno, situación que no me resultó muy cómodo para la trama. Más allá de esto, creo que estuvo correcto que en algunos elementos de jugabilidad y funciones de Assassin’s Creed Rogue se basaran en Black Flag, quizás perfeccionando un poco detalles de la jugabilidad ya utilizada.
Más allá de altibajos, la Saga Kenway aprueba gracias a la aparición de AC Black Flag y se sostiene por el aceptable papel de Rogue, más allá que para muchos es de los juegos menos valorados de la saga. A mi entender, los errores de AC III fueron corregidos a tiempo y las dos secuelas siguiente fueron bastante coherentes entre si y mantuvieron los valores de la franquicia vigentes, que es lo más importante.
LA VERDADERA GRIETA
Assassin’s Creed Unity, Syndycate, Origins, Odyssey y Valhalla
Creo que el inicio de la gran polémica que se genera alrededor de Assassin’s Creed se dio cuando la saga salta al formato de PlayStation 4. No quiero extenderme demasiado porque creo que el concepto de los cinco juegos principales que cierran la saga son mas o menos el mismo: privilegiar la experiencia de un mundo abierto con cualidades mejoradas, elementos de transporte, diversos coleccionables y cada vez más misiones fuera de la historia principal por resolver.
Por un lado no esta mal. Ampliar el panorama jugable con nuevas armas, nuevos trajes, equipo, la posibilidad de manejar carruajes, botes, o barcos, y demás elementos que se agregan a esta nueva etapa de la franquicia son más que bienvenidos. De hecho me parece que la inclusión de la toma de decisiones y elecciones en los diálogos es un punto que le da bastante buen desarrollo a la saga de Layla. También se agregan los árboles de habilidades, donde los jugadores podían desbloquear y mejorar sus técnicas de combate y sigilo.
Sin embargo, el gran problema de esta etapa es la poca presencia de los elementos principales que hicieron popular a Assassin’s Creed: El Animus y la Hoja Oculta. Quizás la saga de Layla (AC Origins, AC Oddysey y AC Valhalla) incluye un poco más el elemento «Animus» en la historia, pero no se le da la misma importancia que en las primeras entregas y predomina mucho más la historia dentro del Animus que fuera del mismo. Sumándole a esto, la Hoja Oculta desaparece y brilla por su ausencia. Un duro golpe para los fanáticos perder esa interacción con la mítica arma del juego.
Quizás los dos conceptos que más se mantuvieron a lo largo de toda la saga fueron las atalayas, y la inclusión de personajes históricos de varias épocas, los cuales aportan un poco de cultura a la trama y se transforman en NPCs de misiones secundarias que podremos realizar cuando nos los encontremos a lo largo y ancho de los respectivos mapas.
Básicamente, las últimas entregas de AC son grandes aventuras, llenas de acción, mejoras gráficas, y nuevos elementos y misiones que descubrir. Cualquier fanático de esta clase de juegos podría tener horas y horas de diversión. Ahora, el fanático de la saga, se entiende que tenga cierta molestia con los nuevos juegos, y que no pueda disfrutarlos de la misma forma debido a las malas decisiones tomadas por Ubisoft. E
n resumen, quiero dejar en claro que como admirador de los juegos de aventura y acción, y fanático de los juegos de AC, yo soy de esos que pese a todas las cosas que remarqué anteriormente, jugaría toda la saga igual. Más allá de que gran parte de la esencia se haya perdido en el tiempo, las historias y las aventuras contadas en esta nueva era de Assassin’s Creed creo que tienen mucho para dar. Pero también entiendo que haya muchos que no se adapten a tantos cambios y elijan seguir su camino gamer por otro lado.
La evolución que ha tenido el juego a lo largo de 17 años nos brindó cosas muy positivas y otras que quedarán en el olvido. Dentro de una historia con 14 juegos (contando el futuro AC Shadows), los cambios eran de esperar y se sabe que no todo el mundo los acepta. Siempre habrá gente que le guste más un juego en particular que el otro, y lo que siempre suele pasar en este variado mundo del gaming es que costará encontrar a dos personas que estén absolutamente de acuerdo en este asunto.
El hecho de que la saga de Assassin’s Creed haya perdurado tanto en el tiempo, y lo siga haciendo con la salida de Assassin’s Creed Mirage el año pasado, y el lanzamiento de Assassins Creed Shadows en 2025, tiene que ver con que el juego en si tiene éxito. No es un juego rodeado de hate, aunque si es cierto que para Ubisoft cada vez debe ser más difícil sacar los nuevos juegos de la saga, intentando remediar los errores cometidos en ediciones anteriores.
En definitiva, es muy raro que en los próximos juegos se vuelva a la base o a los conceptos perdidos a lo largo del tiempo. Pero de alguna manera, espero que más allá de que seguro la saga seguirá evolucionando, los cambios y las innovaciones que intente instalar Ubisoft en su franquicia de oro funcionen, para evitar que una saga tan renombrada, tenga un final triste e inmerecido.