[Review] TopSpin 2K25

Luego de trece años de «silencio, por favor», vuelve el que supo ser el rey de las adaptaciones a videojuego del tenis; hablo de TopSpin, que se mostró por última vez en el lejanísimo 2011. Tras una doble falta del único equipo desarrollador que estaba haciendo un juego de tenis real (y no de Mario), 2K junto a Hangar 13 (responsable de la saga Mafia), quiebran y ganan el set momentáneamente. ¿Será eso suficiente para conseguir la victoria y quedar como dueño indiscutido de la representación de la raqueta en videojuegos actuales? ¿Tendremos entrega anual como sucede con NBA, WWE y PGA (basquet, lucha libre y golf, respectivamente)? Las respuestas dentro de esta reseña, realizada en una PlayStation 5, en base a la Edición Grand Slam, otorgada por 2K. TopSpin 252K también está disponible en Steam, Xbox Series S|X y PlayStation 4.

Antes de comenzar, ciertos aspectos a aclarar para entender mejor el texto que sigue: como primer punto, supimos de la existencia del juego el 12 de marzo de 2023, una fecha acotada entre anuncio y salida (el 23 de abril para poseedores de la Grand Slam Edition y 26 de abril para las demás versiones). Es posible que se deba a la expectativa que se habría generado si hubieran demorado un tiempo más en lanzar el juego, aspecto que se desarrollará más adelante. Como segundo punto, el apartado al que llamaríamos Historia será reemplazado por el modo MyCAREER, e influirá en la puntuación final de manera independiente a Jugabilidad. Ahora sí: estirá, agarrá el bolso y preparate para una buena dosis de tenis.

JUGABILIDAD

El tenis tiene un ritmo propio. Cada saque, pique de la pelota y golpe son únicos, así como su dirección y fuerza. TopSpin 2K25 entiende esto y propone un juego que, como en la realidad, permite duelos individuales o en parejas, del mismo o distintos géneros, convertidos en una danza de precisión y tempo. Casi se podría decir que estamos ante una variante mutada de un juego musical, pero el control es mucho más que eso. Como en cualquier otro videojuego deportivo, debemos aprender las bases del mismo: golpear la pelota con la raqueta y que pase del otro lado de la red. ¿Fácil, no? Bueno, aquí la cuestión, porque como en la realidad, no alcanza con «pegarle a la pelotita con X» sino que el golpe dependerá de dónde estamos posicionados en la cancha, qué tan lejos estamos de la pelota, qué tanto presionamos el botón de golpe, qué dirección le damos al mismo, y, lo más importante, si lo hicimos en la ventana de tiempo correcta.

Para eso, contamos con el tutorial que se nos presenta al jugar por primera vez y podemos revisitar cada vez que queramos: nada menos que John McEnroe nos explica las bases del tenis a través de una serie de videos, y desarrolla sus puntos en ejercicios prácticos con objetivos a completar. Es como tener de profesor a un señor que ganó algún que otro torneo (siete Grand Slam: tres Wimbledon y cuatro US Open). Una vez finalizadas las clases tenísticas, aprendemos que tenemos cinco golpes distintos, que podemos «cargar» cuatro de ellos para que sean más potentes al mantener presionado el botón, que la dirección se la damos una vez elegido el golpe y que tenemos cuatro puntuaciones que definirán el éxito del raquetazo. Estas últimas son las más presentes a nivel visual y se describen como muy pronto, bueno, perfecto y muy tarde, ahondando la teoría del casi juego rítmico. Asimismo, hay una barra de «cansancio» debajo del jugador que marca cuánta resistencia nos queda para correr por toda la cancha o realizar golpes potentes.

¿Pero qué es un partido de tenis sin un saque correcto? Un aburrimiento total. Por eso, también aprendemos a hacer grandes saques, donde definimos si nos gusta sacar más «a colocar» la pelota en algún punto específico o si metemos un cañonazo de 200 km/h. Una vez formados como deportistas, entendemos que las estadísticas importan: la velocidad y la potencia de cada jugador y jugadora varían entre sí, haciéndose notar, porque, como dicta la lógica, no es lo mismo como juega Carlos Alcaraz que Roger Federer ni cómo saca Serena Williams que Paula Badosa. Este punto es el más fuerte de TopSpin porque a pesar de su (momentánea) corta variedad de jugadores profesionales en actividad, deja claro que hay un interés genuino por recrear lo que se siente jugar al tenis, con todo lo que eso conlleva. Indefectiblemente vas a tardar por lo menos media hora en aprender a jugar, y es esta curva de aprendizaje la que genera satisfacción o frustración al finalizar un match point.

En cuanto a los modos de juego, 2K nos ofrece partidos de manera local u online de hasta cuatro jugadores en caso que queramos un encuentro casual con el juego, un modo clasificatorio online PvP donde ganamos puntos por completar partidos y objetivos con tenistas profesionales, y otro idéntico pero donde cada jugador o jugadora usa su propio personaje. No mucho más en cuanto a opciones, pero es que tampoco hay demasiado que ofrecer en un mercado desierto de ofertas. Esto es lo que hace que el juego se sirva como entrega anual a través de pases de temporadas (pagos, incluidos en la versión Grand Slam) que se irán actualizando con nuevo contenido como jugadores, accesorios y estadios.

MyCAREER

TopSpin 2K25 presenta en su menú este modo como la raíz principal del juego, dado que creamos un personaje (MyPLAYER) para competir y ser el o la #1 del ranking ATP (la lista de la Asociación de Tenistas Profesionales) de nuestro género. Una vez completada la lección de McEnroe, pasamos a elegir cada detalle de, en mi caso, una representación digital lo más cercana posible a cómo jugaría si fuera profesional (spoiler: mal). Cuerpo, personalidad, atributos y accesorios después, tenía a Marcelo Kumitagaming compitiendo por ser el mejor en todos los torneos de Grand Slam de manera oficial.

Pero antes de pasar a lo individual, primero debo detenerme en lo general: MyCAREER hace mucho hincapié en la tienda interna del juego, donde se encuentran poses, raquetas y vestimenta para todos los gustos y de varias marcas oficiales. Porque sí, el shop es como ir de compras para competir y, al mismo tiempo, deslumbrar con nuestra facha. ¿Cómo compramos estos artículos? Cada vez que jugamos ganamos puntos y son la moneda del store, pero también podemos comprar con dinero real estos tokens para lucir lo que queramos, cuando queramos. No es una economía rota, pero tampoco está exenta de un mínimo compromiso de tiempo de juego, lo que quizá puede llegar a molestar.

Una vez definamos cómo nos vemos, empezamos a jugar a través de un calendario que nos marca entrenamientos, eventos especiales y torneos. Los entrenamientos sirven para que practiquemos golpes de fondo, volea, etc, dentro de un rango de cuatro categorías siendo, de menor a mayor, bronce, plata, oro y platino; cada una de ellas más desafiante que la anterior, pero con mejores recompensas en cuanto a experiencia y monedas (VC) para la tienda. En los eventos especiales jugamos partidos con condiciones o formatos de juego distintas a las regulares, también repitiendo las categorías, pero con recompensas más jugosas como accesorios y canchas. Por último los torneos, el bien más preciado, porque a medida que avancemos en estos, desbloqueamos nuevos torneos y ascendemos en el ranking ATP, lo que genera el punto más interesante de esta carrera: el estatus, que va de talento joven a leyenda.

Un partido de final de Grand Slam, en Estados Unidos, contra Federer. A eso te enfrentás: tu propio Borg/McEnroe o Wilander/Vilas. Una rivalidad que solo se puede permitir en este tipo de juegos, y que hace un poquito mágico el levantar trofeos o angustioso el calzarnos una medalla. Como se marca en Jugabilidad no hay un roster de jugadores muy amplio, lo que ocasiona que nos encontremos (quizás más seguido de lo que sería habitual) a grandes tenistas cruzando la red. Al principio está bien, pero al tiempo se empieza a notar la repetición, sobre todo porque los otros competidores son pura IA, a nivel que, como nuestra contraparte, no existen en el mundo real. Regionalmente (y a falta de jugadores latinos) nos conformamos con un estadio ubicado en Buenos Aires.

Vamos a contratar a un entrenador/a para que nos guíe por ciertos trayectos, poniéndonos objetivos que al cumplirlos, también nos recompensará. Porque si algo hace mucho esta nueva versión es recompensarte por casi cualquier cosa que hagas. Sin embargo, su dificultad es amplia;  «normal» puede resultar sencilla para un jugador experimentado; «difícil» un lugar inestable; y «muy difícil» un verdadero desafío. De hecho comencé por «muy difícil» y tuve que bajar a «normal» hasta aprender, y «difícil» fue lo que mayormente usé como condición para hacer esta reseña.

Quien nos entrene (y algún representante) cada tanto nos enviarán mensajes para ponernos al día u ofrecernos alguna opinión o evento en el que participar. Estos se hallan en «Buzón de la cancha» un menú que junta los recién mencionados mensajes con podcasts y aumentos temporales de experiencia o VC por partido. Una manera de llegar más rápido a esa raquetita que tanto te gustó.

GRÁFICOS

Sobre las superficies de las diferentes canchas, ese lugar donde nuestras creaciones o jugadores y/o jugadoras profesionales tendrán un partido inolvidable, destaco la fidelidad representativa. Subo la apuesta: alguien distraído podrá pensar que estás viendo un partido en vez de estar jugando a TopSpin gracias a que podemos deshabilitar las barras de golpe para una visión más realista. Sobre la recreación de rostros, no puedo decir lo mismo. Algunos asustarían hasta al Borg más tranquilo. También la decisión estética del menú es, considero, debatible. Hay una cruza entre minimalismo y simplismo que no termina de encajar, y en su lugar, aleja y complica un poco la navegación, sobre todo en MyCAREER.

La ropa, raquetas… las marcas cuidaron cada uno de sus modelos y es lo que llama la atención sobre la decisión del modelado en base a personas. Así como hay seis cámaras disponibles para jugar el partido, durante los mismos se nos permite rebobinar y revivir una jugada reciente. El problema es que no hay ojo de halcón en el juego, y se siente un recurso que podría haber ayudado, sobre todo cuando repetimos piques concretos y el modelado de los rostros es… llamativo. Pero destaco las transiciones entre jugadas, y la presentación de partido, sobre todo de los grandes torneos en instancias definitorias.

SONIDO/MÚSICA

El sonido está correcto. No destaca ni hace nada errado, sin embargo los únicos bugs que tuve fueron de este calibre, y realmente molestos (se rompía el sonido y hacía una bola de ruido que me obligaba a cerrar el juego; fueron corregidos en el parche vigente al 4/05/2024). La música es una playlist que podría ser tranquilamente parte de mi biblioteca personal, por lo que no tengo más quejas que «son sólo 18 temas». Se usan en todo menú y partido, es como una radio en loop que amás u odiás, y extrañamente, no podés pasar un tema si no te gusta, ni volver a ver cómo se llama el artista/tema una vez el cartel desaparece. Acá podés juzgar esta selección musical:

CONCLUSIÓN

Un deporte tan magnífico merecía una buena representación en la actual generación de videojuegos y la propuesta de Hangar 13 y 2K lo logra, aunque en frente pidan ojo de halcón. Una jugabilidad magnífica opacada por un diseño visual no tan a la altura, empañada más por la corta diversidad de profesionales. Sin embargo, MyCAREER rescata horas largas (e indefinidas, porque podés jugar hasta que no quieras seguir haciéndolo) de tenis de todo tipo, en diferentes momentos, contra adversarios heterogéneos. Además buen sonido, aunque nada destacable.

¿Entonces cuál es el objetivo en TopSpin 2K25? Ser #1 en la liga del género que elijamos, divertirnos, ocupar un lugar del mercado que estaba lleno de su ausencia. El anuncio fue un ace, porque nos tomó por sorpresa. El lanzamiento del juego, un set ganado, pero algunos errores e intereses hicieron que les empataran el partido. ¿Cómo terminó? Queda en vos definirlo, tenés triple Championship Point, sin presiones. Pero tranqui, que si sale mal, nos vemos el año que viene para volver a intentarlo.

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