La identidad, entre tantas cosas que conlleva, es una muestra de lo que somos y de lo que hacemos. Astro Bot es la última mascota de PlayStation, la división de videojuegos de la gigantesca nipona, Sony, y debuta con su primer juego completo, lanzado exclusivamente para PlayStation 5. Desarrollado por Team Asobi, un equipo de 65 personas a las que sólo les tomó tres años crear un juego de altísima calidad y contenido. La siguiente reseña trata sobre mi experiencia en la visita al museo virtual y jugable de la historia de La Play, gracias a un código recibido el 30/08/2024 .
HISTORIA
Cuándo hablamos de identidad, también hablamos de hacernos un nombre. Astro, el simpático robot que vamos a controlar durante las 12 a 15 horas de juego, no habla . ¿Acaso eso significa que no vamos a entender lo que dice? Por supuesto que no, de hecho, como tantas otras mascotas, sólo emitirá sonidos robot-guturales, saludará girando los engranajes de su tierna manito o haciendo que el panel LED que tiene en representación de ojos brille de una u otra manera.
Apenas comenzamos, Astro está piloteando una consola PlayStation 5 por el espacio, junto a toda su tripulación robótica, cuando un alien de color verde, compuesto de dos ojos saltones y una extensa mucosa, ataca a la consola japonesa. Al recibir el impacto de lleno, se divide en diferentes piezas por ¿toda? la galaxia, para luego encallar sobre un árido mundo.
Por primera vez, tomamos el control completo de nuestro amigo de chapa, que va al encuentro del esqueleto mecánico negro clavado en la tierra (antes nuestra nave), para reunirnos con Dual Speeder, un DualSense, el joystick que posiblemente tenés en la mano, que nos hará de vehículo entre los niveles que componen la aventura.
Es así como, desde este momento, se da rienda suelta a la jugabilidad, y volveremos a enfrentar al mocoso monstruo al final de cada uno de las zonas donde se encuentran las piezas, mientras recuperamos bots para reformar nuestra crew, con robots «normales» y «personajes especiales» (protagonistas, antagonistas y compañeros de fórmula en diferentes títulos a lo largo de los años). La historia no tiene más profundidad que esta: cada tanto, Astro encontrará bots que representan personajes de videojuegos insignia para la marca y tendrá una interacción personalizada, pero nada más. ¿Este juego necesita una historia de superación que nos haga pensar quienes somos y por qué estamos en este mundo? Claro que no, y por eso se aprovecha al máximo la inmersión, causada por el siguiente apartado de esta review.
La historia de Astro Bot es la historia de PlayStation, es la historia de quienes hayan jugado Spyro, Metal Gear o PaRappa The Rapper; es la historia del que piloteó aviones en Ace Combat, atrapó monos con una red o se enfrentó a enemigos colosales. Es un elemento lleno de nostalgia y cariño para quienes sean inmunes al cordyceps, hayan eliminado varios dioses, o encontrado tesoros en varias partes del mundo, ya sea que te identifiques con Lara o con Nathan. ¿Lo mejor? La identidad. Los «personajes especiales» no aparecen nombrados en el juego, pero cuando los rescates, tendrás una pequeña descripción, que a veces ayuda a terminar de identificar, a veces es sólo un chiste.
JUGABILIDAD
Soy sincero, no creo que nadie haya pensado «Wow, Astro Bot seguro tendrá una historia apabullantemente compleja». Estamos ante un videojuego que está pensado para toda la familia desde su primer línea de código: el objetivo es entretener, brindar una experiencia tan divertida como única, mientras se miman a personajes amados por gamers de cualquier edad. Eso incluye también a «los olvidados»; aquellos personajes de juegos que no reciben un título propio hace una década (a veces menos, a veces más), pero sin embargo siguen diciendo presente. Tenemos que rescatar 300 robots, en 80 niveles llenos de experiencias.
Y este es el punto más fuerte por lejos, lo que incluso lo hará fácilmente ganador del GOTY 2024 de su género, y le dará un lugar entre los nominados finales: jugar Astro Bot es jugar videojuegos. Es la esencia misma de los títulos diseñados por Shigeru Miyamoto llevado a las bondades del DualSense en cuestión de funcionamiento, no sólo por su vibración particular, sino por su sensor de movimiento y el recurso de soplar el control. No, no para sacarle una pelusita, sino para que los molinitos que tenés en frente y te bloquean el camino, se activen y el aire comience a fluir, logrando que llegues a la plataforma que estabas esperando alcanzar.
Astro Bot no es solo sobre encontrar a Raziel o Alucard dando vueltas por ahí. Se trata de un juego que baja la posibilidad al jugador de recorrer mundos muy diversos, con diferentes herramientas, muchas veces de uso único: desde una gallina que nos eyecta hacia arriba, un perro que nos da la posibilidad de impulsarnos con mucha energía para romper todo o manos extensibles que golpean o enganchan en base a si presionas L2 o R2. Esto se lo permite porque sus controles son sencillos e intuitivos, incluso para quienes no jugaron nunca a nada. Sí, como pasa con, por ejemplo, ese juego del plomero italiano que tiene que rescatar a una princesa.
Lo dicho: los controles son simples pero efectivos. La X es para saltar, y si la presionamos nuevamente en el aire, haremos un descenso que aminora la caída mientras lanza láseres hacia abajo desde nuestras patitas. Esta acción también hace daño a la mayoría de los enemigos y será, para algunos, la única forma de vencerlos. Claro, somos chiquitos pero poderosos: el botón del cuadrado golpea tantas veces como quieras y sirve para romper cofres que contienen monedas, tirar de cables que revelan diferentes cosas, cargarlo para un golpe giratorio si mantenemos presionado y patear en las nalgas a los otros bots. Sí, así se rescata a la tripulación: pateándolos en el trasero. ¿Te dije que tenés sólo una vida? Te tocan y «F Astro». Y listo: no hay más controles. Movés el joystick, lo soplás, alternás entre L2 y R2… podemos contar la cruz de arriba, una vez desbloqueada, que permite activar el modo foto en casi cualquier momento, lo cual fue una perdición absoluta, porque la cámara se ajusta también con el movimiento del DualSense, lo que te hace sentir estar tomando una fotografía real.
Pero hasta acá, (casi) todo lo visto en Astro’s Playroom, ¿cierto? Bueno, «la novedad» es su lobby, que aunque también está dividido en diferentes sectores, revela lo que podés hacer a medida que consigamos las piezas de rompecabezas escondidas por los diferentes niveles, algunas a simple vista, otras ocultas en la esquina más recóndita. Una de las actividades que podemos realizar es mágica: visitar a los astros que encarnan personajes de franquicias exitosas y golpearlos para que «hagan su gracia»: Solid Snake se esconde dentro de una caja, y al recibir un golpe la caja vuela y vemos como estaba ¿leyendo una revista dentro de la caja?. Nathan Drake está jugando «Dude Raider», el astro de Bloodborne te hace parry y la hermana Redfield pierde las diversas llaves que había en sus bolsillos.
Acompañan al escenario principal, adornado en el medio por la consola estrellada y que iremos rearmando a medida que terminemos niveles, varias «casitas» que permiten hacer safari fotográfico, modificar nuestro atuendo (sí, podemos usar skins, para vernos como un esqueleto o Jax, entre otros), cambiar el color de nuestra nave (el DualSense volador) y utilizar las monedas que recolectamos para desbloquear disfraces, otros modelos de joysticks y accesorios que generan reacciones únicas en los bots rescatados. Destaco como súper novedad jugable el tener que «tocar» a lo largo una línea de pared hecha de runas, donde la que vibra, es la que te permitirá empujarla y seguir con tu camino.
Además de los niveles «comunes» (aquellos que se habilitan al llegar a una nueva zona), también hay varios ocultos: algunos, solo accesibles a través de los portales que encontramos en algunos mundos, muy bien escondidos; otros se habilitan al recorrer el mapa en nuestra nave, que al pasar por cierto punto, hará aparecer una serie de desafíos liderados por los botones de la marca: el cuadrado, triángulo, círculo y la X. Estos se «niveles perdidos» y son cuatro retos «por botón», siendo los 16 niveles más dificultosos del juego. Porque si de dificultad se trata, debo decir que alguna vez dije «no bueno, hasta acá llegué» por haber perdido en algún escenario de manera insólita… varias veces. Cabe destacar que siempre fue mi responsabilidad, porque el control es sublime.
Te podría contar sobre la estatua de oro que se consigue al juntar todas las piezas de rompecabezas, pero es mejor que lo descubras. El juego está diseñado para vos, completionist , que te gusta tener todo platinado, y, como debe ser, te recompensa por tu tiempo invertido. Cada vez que golpeas un satélite que revela una nueva colección de mundos, estás abriendo más y más la posibilidad de pasar largas horas y muchas risas con este simpático peque.
GRÁFICOS Y SONIDO/MÚSICA
El ray-tracing y todo lo que le rodea suele ser acompañado de sangre, explosiones, violencia a escalas colosales. No me quejo, eh, que también soy consumidor de ese tipo de juegos; pero ver como el brilla el agua, las superficies se distinguen en cuanto a texturas (ya sea metal, pasto, tierra, hielo, y la que me dió un poco de tripofobia: los corales, entre muchas otras) y todo explota de colores cuando peleamos con un jefe final, que normalmente nos supera más de 20 veces en tamaño, es un deleite absoluto. Nunca se cayeron los frames, no importa lo que haya estado haciendo. Sobre las físicas, me saco el sombrero de manera indiscutida: podés formar un caminito en la nieve, hacer volar hojas a tu alrededor con un giro, e irán flotando lentamente hasta llegar al piso. Por supuesto que si usamos los láseres sobre vidrio, lo vamos a romper, generándonos un pozo que puede terminar con nuestra vida, y hasta hay un nivel que usa esta posibilidad como única manera de derrotar a los enemigos que en él habitan.
Es difícil separar en este caso el sonido, lo visual y el gameplay, porque está todo mezclado de manera tan sutil que es casi simbiótica. Jugué, como siempre, con y sin mis Pulse 3D (actualmente descontinuados), y la experiencia es magnífica en ambos casos: pude encontrar bots que estaban sobre mí, detectando desde donde se escuchaba su llanto. Todo para resaltar el sonido que proviene del parlante del DualSense, que hace que el juego sea un caos constante y divertido por todos los avisos que reproduce al mismo tiempo que realizás casi cualquier acción. Y si no es el caso, entonces el sonido vendrá de la resistencia generada por el joystick, o la vibración. ¿Te acordás de las texturas del párrafo anterior? Bueno, también suenan diferentes en el parlante, así como vibran diferente en el DualSense.
Pero estos «ruidos» están acompañados de una música que lejos de molestar ante la repetición, incentiva la exploración, las batallas o las huídas, con un gran tema principal reversionado a los tiempos en los que estés: el mismo se adapta a casi cualquier situación con cambios de ritmo y tonos, y funciona perfecto siempre. De hecho hace días estoy tarareando el main theme de lo pegajoso que es.
CONCLUSIÓN
Astro Bot es la nueva gran mascota de PlayStation y estoy muy feliz que así sea. Al finalizar el juego, hay un hint sobre una próxima aventura, una que espero no tarde mucho en llegar. No inventa nada, pero perfecciona todo lo que había hecho: está realizado para que juegues y te diviertas mucho, tengas la edad que tengas. Está lleno de detalles que vas a amar, como las animaciones de destrucción: si te quemás, te hacés polvo; si morís en un nivel «de terror» en lugar de la animación regular, vas a convertirte en una pila de huesitos. Un concepto que se aplica a lo largo y ancho del juego, con por ejemplo, el tamaño de Trico, uno de los protagonistas de The Last Guardian.
La consola de Sony necesitaba este tipo de obras en su catálogo, porque en lo que hizo Team Asobi, había muchas posibilidades de desarrollar un desastre, pero en su lugar tenemos un título que funciona perfecto y te libera un poco de las cargas del día a día, entregando momentos nostálgicos y chistosos: lo que buscamos al jugar, ¿cierto? Por eso, tengo que recomendar este videojuego a cualquier poseedor/a de una PS5: no hay chances que no la pases bien, por más amargor que tengas encima.
Mover el joystick para todos lados mientras simulas tener un mono en la espalda que se agarra de salientes al ritmo que presionas L2 y R2; nadar en aguas peligrosas llenas de enemigos letales, buscando hasta el último robot de tu tripulación; encontrar una pieza de la desarmada consola/nave espacial y luego utilizar dos brazos mecánicos para acondicionar ese artefacto y devolverlo a su lugar; buscar en cada grano de arena hasta encontrar el portal que estabas necesitando para finalizar al 100% el nivel; esquivar antorchas con un fuego todopoderoso mientras tirás agua desde un pato de goma hacia la lava, para formar un camino hacia la recta final… todo es una experiencia por sí misma, que no se repite en otro mundo.
Astro Bot entiende de identidad, y logró generarse la suya propia. Estamos hablando de una mascota que no tiene pudor de ponerse en los pantalones de Nathan Drake o llevar el Hacha de Leviatán para destrozar cuervos en un nivel llamado «Ragnabot». Estamos ante el nacimiento de un ícono, que ojalá, sea actualizado siempre, y no tenga obsolescencia programada.
Astro Bot es la nueva gran mascota de PlayStation y estoy muy feliz que así sea. Al finalizar el juego, hay un hint sobre una próxima aventura, una que espero no tarde mucho en llegar. No inventa nada, pero perfecciona todo lo que había hecho: está realizado para que juegues y te diviertas mucho, tengas la edad que tengas.
Análisis
- Historia
- Jugabilidad
- Gráficos
- Sonido/Música
- Precio/Calidad